Hoy empieza un nuevo día, un nuevo año, un nuevo momento.
Este fin de semana ha supuesto una auténtica catarsis en muchos aspectos de mi vida. Pero sobre todo ha supuesto un punto y seguido al resto de un futuro que, estoy segura, estará lleno de grandes cosas.
El sábado se cumplieron 9 meses, 9 meses en los que no te he sentido pero no he dejado de sentirte.
9 meses en los que mi cuerpo no ha cambiado, pero sí mi alma.
9 meses en los que he visto a maravillosas personas lidiar con pérdidas dolorosas, y las he visto enfrentarse a ellas con valor, con dolor, con esperanza.
9 meses en los que he perdido para siempre a uno de los pilares de mi vida.
9 meses en los que he aprendido y sobrevivido, llorado y reído, amado y temido.
9 meses sin ti, mi amor, pero siempre contigo, para siempre, desde siempre. Nuestro sueño, lo que pudo haber sido y se quedo en polvo de estrellas. Lo que siempre será.
9 meses para gestar una nueva fortaleza, y la posibilidad de reenfocar mis luchas.
Y a partir de aquí, de ahora, nuevos caminos, nuevas decisiones, nuevos andares, nuevos sentimientos, nuevo ... no mejor ... sólo nuevo ... sólo diferente a como había pensado hace un año.
Y a partir de aquí, en cada estrella fugaz habrá un poquito de tí, y del abuelo, y de la bisa, y de la tía abuela, y de todos los seres que han dejado profunda huella en mi alma.
Y a partir de aquí, en cada estrella fugaz habrá polvo de estrellas de todas las almas con las que me he encontrado, reencontrado y reencontraré, y con aquellas que nunca dejarán de forma parte de mi alma.
A ti mi estrella fugaz, porque en tu cola están mis deseos, mis sueños, mis anhelos y todas las almas buenas y bellas!
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