Y volvió el miedo

Escribo esta entrada quedito, sin hacer ruido, porque no me gusta quejarme, pero hoy lo necesito.

Estas semanas, tras el negativo, han sido una locura, y parte de la locura es que no quiero pensar. Pero no puedo evitarlo.

Al principio no lloré, no pude, no podía, había tantas otras cosas que habían ido bien que no me atrevía. Después no tuve tiempo ... pero cada día me sentía un poco más pesada.

Y de pronto, de pronto las emociones me han podido. Me he visto incapaz de celebrar como debía hacerlo que mi cuñada esté embarazada, no puedo reírme con los bebés de mis amigas, me angustia pasar cerca de mi clínica, y no quiero llamar a mi nuevo ginecólogo.

No quiero hacer más pruebas, no quiero tomar más cosas, todo me estresa, todo me agobia. Y no dejo de pensar en lo maravilloso que hubiese sido que mi linda "hada madrina" hubiese estado en la primera ovodonación ... ¿qué hubiera pasado si entonces hubiera conseguido los mismos blastos que ahora? Pero aquella primera ovo fue más bien regular. Me estresa la cantidad masiva de dinero que llevamos gastado, el ahorrar para esto y no gastar en nada más ...el tiempo que pasa, el dinero que falta por gastar aún, y todavía no hemos conseguido llegar al puerto. Lo malo es que estos días lo veo muy lejos, y mi barcucha no da para más.

Y entonces me siento mal, porque pienso, aunque no deba, que no tengo lo que merezco, y que otra gente, mucho peor que yo, lo tiene todo. Y me siento aún peor, porque yo tengo muchas cosas, y soy muy afortunada, y no es justo lo que pienso.

Y tengo miedo, un miedo horrible a que esta vez también sea negativo. No tengo fuerzas para decidir cuándo empezar. Pero al mismo tiempo miro una y otra vez el calendario, y cuento los días posibles para la transfer, y calculo por si esta vez fuera sí. 

Y tengo miedo porque siempre estoy en los porcentajes más desfavorables, sean cuales sean, soy la excepción ... y a estas alturas de la historia ya no quiero seguir siendo la excepción. Y me encabrono conmigo misa, porque podía haber tomado otras decisiones en mi vida, pero he tomado las que he tomado y tengo que vivir con ellas. 

Y tengo miedo, y ese miedo no soy capaz de usarlo como motor, como he hecho otras veces, y necesito deshacerme para recomponerme. Sé que debería tomar los remos y capitanear la barca que me está llevando a la deriva . Y hoy, esta semana, sencillamente no puedo. Esta semana estoy cansada de ser fuerte ... la que viene tal vez.


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