A principios de año, cuando pensé que 2015 sería fantástico, ni por asomo pensé que pudiera pasar todo lo que ha ocurrido en tan solo dos meses. Este iba a ser un blog para hablar de mi caminar a través de la infertilidad hacia la familia que quería crear yo, y hoy lo usaré para desahogarme por lo que ha pasado en el seno de la familia en la que he nacido, que es la base de mi vida, y a la que pertenecen algunas de las personas a las que más he querido nunca...
Me permitiré derramar unas cuantas lágrimas antes de armarme de valor y seguir hacia delante. Buscaré los caminos para avanzar como siempre, y guardaré este rinconcito para volver siempre que lo necesite. Porque las lágrimas ayudan a limpiar el alma...
Y entoces se dió cuenta que su cuerpo era demasiado frágil para soportar el peso que llevaba. Si las lágrimas podían escapar, ella también lo haría. Quiso volar con ellas. Evaporarse. Llegar a algún lugar muy lejano ... Cerró los ojos, sintió el viento en la cara, dejó caer unas últimas lágrimas, puso los pies en puntillas, respiró hondo y...
- Deja que se vayan, Lucía - dijo la abuela desde
algún lugar
-¿Quiénes?
-¡Las lágrimas! A veces parece que son tantas que sientes
que te vas a ahogar con ellas, pero no es así.
-¿Crees que un día dejarán de salir?
-¡Claro! - respondió la abuela con una sonrisa dulce -. Las
lágrimas no se quedan demasiado tiempo, cumplen su trabajo y luego siguen su
camino.
-¿Y qué trabajo cumplen?
-¡Son agua, Lucía! Limpian, aclaran... Como la lluvia. Todo
se ve distinto después de la lluvia.
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