Pescando estrellas en el océano

El inicio del nuevo año suponía para mi, como reflejé en la entrada anterior, un gran comienzo, en todos los sentidos. Tanto fue así que, un buen día me desperté pensando en cambiarle el nombre, y el aspecto, a mi blog. Y dicho y hecho!

Cuando empecé a escribir este blog lo único que pretendía, que pretendo aún hoy, es que fuera un desahogo para mi. Y de paso compartir algunos de los tecnicismos con los que, como infértil, he tenido que familiarizarme.

Recuerdo que el día que inicié la escritura de este blog ya había pasado por mucho: esperas médicas por otras enfermedades no relacionadas, pero que retrasaron mis búsqueda; el inicio de una búsqueda infructuosa de un bebé; métodos (anti)conceptivos utilizados al servicio de "conozca usted misma el día que ovula"; visitas a la clínica privada (demasiado mayor para la inSeguridad Social); un pronóstico regular tras el estudio hormonal; y una FIV muy fallida. Y digo una FIV muy fallida porque mis ovarios respondieron poco ... y mal, sólo tuve dos óvulos inmaduros en metafase III, o sea, infecundables. 

Así que tras más de dos desastrosos años me encuentro ante la palabra mágica: OVODONACIÓN. Y entonces pensé yo: "¿qué hago con mis genes si no los puedo pasar a mi descendencia?". Y las pasadas navidades decidí hacer cadenetas para colgarlas en el árbol de navidad. ¡Qué bonitas quedan las hélices de ADN con el fondo verde, oye!

La ovodonación llegó a mi vida como un tsunami de agua limpia y clara, me zambullí en aquella ola de varios metros de altura sin medir las consecuencias y pensando que me llevaría a tierra. Así que le puse de nombre a mi blog "Esperándote", porque lo daba por hecho, sería tan fácil como eso, como esperar a que mi chiquitina/ín llegase a mi vida.

Pues no, no fue así. Aunque el pronóstico fue muy bueno al principio, aunque mi primera transfer terminó en aborto bioquímico y la segunda en agua de borrajas. Así que, tras varios kilos más y un período de asunción del segundo fracaso decidí hacer algunos cambios. Eso sí, cumplí religiosamente con las pruebas sobre abortos de repetición que me encargaron en la clínica. 

Por ello, tras las pruebas, el desgaste económico, el cambio de alimentación y perder unos cuantos kilos decidí que, en mi caso no iba a ser tan fácil como esperar sin más, iba a ser más o menos como pescar las estrellas que se reflejan en el agua en calma, cuestión de suerte, paciencia y un poco quimera. Y como no me parecía suficiente agua sin más me lo puse más difícil, sería como salir al océano a pescar ... caro, peligroso y con una gran fe en que #sisepuede. Porque en el océano también hay estrellas ;).

Pescando estrellas en el océano.


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